sábado, 24 de marzo de 2012

Querida Lucia

Querida lucia las cosas van como deberían, me mude con Federico hace seis meses, es un hombre absoluto, tú lo sabes, el sabe de mis llantos, mis compulsiones, siempre tiene el mismo tono de voz, no se cree un erudito, un experto en las artes y muchos menos un señor de letras. Hace días viajábamos camino al paramo de Santo Domingo, olíamos a frailejón mientras escuchábamos fados cantados  por Misia. Federico aunque no lo sepa es un gran cuentista, me comentaba que los fados eran los cantos de las prostitutas tristes en el viejo Portugal, cantos de lamento por el amor jamás pertenecido, también me conto que solía acampar con su abuelo en el paramo, mas o menos a mediados de los años ochenta, cuando el paramo era más frio, mas colorido y menos permisivo,  caminaban mientras el viejo Edmundo con una ramita que arrastraba escogía el mejor lugar para la carpa familiar, se llenaban de barro hasta las rodillas, el abuelo era medico, entonces les enseñaba a sus nietos las flores curativas para los males de estrellas. El viejo siempre les decía que el paramo era el lugar donde vacacionaban las estrellas, si una estrella se escondían era porque estaba enferma o porque le acogía una pena, de suceder esto debían buscar por la incertidumbre del frio a la castiilleja amarilla, amante de los colibríes y los abejorros polinizadores, cuando la castilleja es visitada por uno de estos alumbra de noche, destella luz amarilla, como de luz de bengala, pero más dorada, en distinción a una estrella sentida. Nos detuvimos en la posada de los frailes, una posada rodeada de castillejas, de pinos, muy descuidada y sin embargo con un campanario viejo al que no llegaba ni una paloma, allí reposamos durante dos horas, te recordamos, tú fuiste nuestras piernas desnudas, excava, nos quitaste a los dos un poco de masa, un poco de profundidad. Al conocerte Federico sabia que posiblemente te amaría primero que a él, sabía que el también podría amarte, fue esa la razón de una cena de tres, planificada con alevosía por un hombre tan delicado como sus fados, una cena con luces de navidad intermitentes en un patio de bachacos, no sé qué extraño mas de nuestro encuentro, si tus comentarios elocuentes e inteligentes, si la mirada oportuna de Federico ante la posibilidad de granar un triangulo de imperfectos amantes, un triangulo de felicidad al fin merecida, o si de mi aspiración a ser de ustedes mi ventura,  te burlabas de nosotros por no haber aparecido antes, antes de tu partida, antes de tu arbitraria decisión de dejar un país desagradecido contigo, esa noche no existían celos, ni preguntas absurdas con respuestas cortas, no existían espacios para reclamar propiedad, ni besos. Así que profese sobre nosotros y tiente sobre tus escamas doradas de gimotear, los besos de tres, la nariz de nosotros por tu cintura, el apretón de las muñecas mientras Federico nos somete a la opacidad de los prejuicios, el olor de tu vagina que raspaba a la mía, la deleitación ante tu boca sorbiendo su pudendo erecto, luego de que encendiste el cigarrillo Federico saco un libro, me enseño la  portada a escondidas y bajo las sabanas, la portada decía : “ Los Amores Fugaces (Memorias Imaginarias)”. Sentí tristeza de tu inexistencia, de no saber bien el color de tus ojos, para mi eras de cabello negro y para Fede eras nuestra amalgama, desapareciste del país que los dos construimos para ti, de imaginarte elocuente, fina, de imaginarte enamorada de nosotros, enamorada de la devoción que ambos tenemos o teníamos.
Martina 

3 comentarios:

  1. Ya me empezaba a preguntar qué habría sido de la vida de la genial Martina...

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  2. me encantan tus relatos, por un momento sentí estar ahí y cuando volví en sí, me di cuenta que solo era mi imaginación que habia volado a tú lado, pero fué tan real ese instante que todavía tengo tú olor en mi.

    Gracias por esos relatos, espero continues porque son geniales.
    Siempre en mi, mi lady

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  3. Nunca dejaré de asombrarme y de admirar tanto talento!! Siempre estaré agradecido a la vida por haberte conocido preciosa...

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